Este espacio intenta ser un pasadizo que da luz a las pequeñas piezas interiores que conforman quien soy.

jueves, 12 de agosto de 2010

Ojos de otoño

Un hombre que fabrica ensueños con sus pupilas, se detuvo ante los pies inmóviles y desiertos de huellas.
Contemplando el gesto de su piel desde la cima de un escalón delirante, no acercó sus yemas- ignoraba que sus poros no soportan esa distancia-.
Trozos de amarga soledad y ventanas heridas por el polvo acumulado, rondaban su cuerpo como el aire ahogado por el pregusto de muerte saboreado entre sus gemas dormidas.
El cencerro de cadenas que corren a la par de los pies esclavizados de segundos enteros, aullaba como el viento de tormenta.
Pero su iris detuvo el tiempo entre sus manos.
Y el silencio dejó de roer por un rato dentro de su sombra.
Aquello que nos obliga a perdonar el necio instinto de apuñalarnos con rencores, se desmembró ante la miel untada en la verba.
El giro apurado del anillo cayendo y temblando.
El miedo de sus ojos, de ver y no ser escuchados.
Inmediatamente tendemos a disimularnos entre hilos difusos de lunas
pasadas... siempre son espejo de lo remanente.
Y entonces, el cuerpo pide la embriaguez del roce permitido en la mesura de las manos.
Almohadas de vientre.
Ojos de Otoño
Néctar que rocía el aire mientras duerme.
Y todavía.
Y aún.

Cuando la vida deja de ser eterna lejanía,
las manos duermen siestas
en cada rincón
donde la piel respira
y se hace eterna...

1 comentario:

  1. Este esta guardado en mi boveda, te lo presto para compartirlo con el mundo, es demasiado hermoso para dejarlo ahi solito... pero es MIO!


    GRACIAS!!!

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