Este espacio intenta ser un pasadizo que da luz a las pequeñas piezas interiores que conforman quien soy.

jueves, 12 de agosto de 2010

El útero del tiempo está sobre las manos, fabrica su pulso mientras lame huellas ya orilladas.
Corres,
go
te
as,
inundas cada vena a trasluz.
Y la boca abierta en la tierra por cada segundo caído, se hace más profunda.
Perforada.

Atravesada.

Y socavada.

Te propagas en ese espacio, formando la garganta seca y desierta que nunca grita por encima de la tinta.
El consuelo infame de pensar que mientras más profundo cave el dolor, más cielo se podrá luego contener.
Y el tiempo que descansa entre mis manos.
Juega con mi piel.
Dejándome caer en el vacío que me hereda.

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