No habrá orillas que hablen esta tarde de frío para el cuerpo.
... Despídete del tinte si ya no has de llorar.
No abriré a los ojos lo que ya no quieren ver.
... Olvídate de las manos si ya no has de mirar.
No sanaré con yemas lo que el alma insiste en romper.
... Piérdete con el iris dilatado en ondas de sal.
No aliaré más el destino con lo que dice la piel.
... Abandona entonces la pluma, desafina el cuerpo y afila los pies.
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