Este espacio intenta ser un pasadizo que da luz a las pequeñas piezas interiores que conforman quien soy.

jueves, 12 de agosto de 2010

El susurro del lenguaje estremecido cerca de los oídos.
Y en ese momento, encerrar el tiempo entre las yemas que dictan la prosa del alma; atestiguar que en sus venas se huele la misma esencia.
La piel detrás de sus hombros exhala y fija el mismo agua que correrá.
Dormir en una eterna siesta bajo su sombra.
Respirar en ese sueño una
y otra
y otra vez.
Esa variedad de espera que sólo el alma conoce.
Y cuando manos traslúcidas de lluvia improvisan una rima contra la tierra -justo debajo de los pies- no hay amargores en la garganta, sólo trozos de miradas infinitas... sólo el pulso del agua que cae y que inunda.

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